domingo, 16 de enero de 2011

Lakoff y el nuevo año

George Lakoff es conocido por su teoría sobre los marcos ('frames') mentales y sus efectos en los comportamientos políticos. Según el estadounidense -que aplica a la política la metáfora de la familia-, hay dos grandes marcos dentro de los cuales se articula la mayoría de los relatos políticos: el marco del padre estricto y el marco de los padres protectores. Los conservadores aplicarían a su actitud política el marco del padre estricto, es decir, aquel según el cual el rigor, la disciplina y el castigo corrector son necesarios para ordenar la sociedad. En cambio, los progresistas aplicarían el marco de los padres -en plural: padre y madre-protectores, creyendo que para mantener el equilibrio en sociedad es preferible proteger a los débiles, cooperar, buscar consensos y convencer.

Ley y orden por un lado, protección por otro. El problema de aquellos que intentan explicar el mundo en estos términos a base de importar sin más esta teoría desde los Estados Unidos es que sólo con ley y orden o sólo con protección no puede avanzarse. Porque por supuesto que necesitamos un buen estado de derecho (y mientras la justicia no sea ágil, equitativa y eficaz, no acabaremos de tenerlo), y evidentemente que debemos ser solidarios con los que no pueden seguir (poniendo el énfasis en la recuperación social de aquellos que tienen capacidades para reinsertarse). Pero el progreso de una colectividad pasa sobre todo por el esfuerzo, la libertad y la responsabilidad. Los dos marcos de Lakoff no dejan de ser dos caras de la misma moneda paternalista: el protagonista es un tercero -el Estado-que castiga o que provee, en lugar del individuo que toma el control de su vida.

Así, pues, Lakoff se olvida del marco más importante de todos: el del hijo que se emancipa, que construye su proyecto personal y que sólo pide a los padres que le dejen vía libre. En los países inmersos en una situación de crisis, ésta es la actitud con que deberíamos encarar el nuevo año para hacer de él el inicio de la reactivación: en lugar de instalarse en la lamentación paralizante, apostar por ser proactivos y por la ambición. Ya no se trata sólo de salir de la crisis, sino sobre todo de ganar la postcrisis. En el mundo del mañana, nuestras empresas serán internacionales o no serán; erradicaremos el fracaso escolar y hablaremos bien el inglés, o bajaremos a tercera división; reinventaremos el sistema de bienestar o nos quedaremos sin él. !Próspero 2011¡

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